Jean Mallart prosigue con su arroutada (en gallego, "arrebato de entusiasmo no muy razonable", según el Diccionario Kohell) de convertir las fotos de su biblioteca personal en un catálogo en hipertexto (véase aquí su bitácora). Los resultados son lo bastante espectaculares como para que me haya dado la ventolera (arroutada en andaluz) de imitarle.
Y ahí empiezan mis problemas, que no voy a describir cuando se muestran por sí mismos. En vez de una foto pulcra, expresiva, imponente, como las de Monsieur Mallart, que copio a continuación:
...a mí me ocurre que, cada vez que enfoco uno de los muchos receptáculos de libros esparcidos por toda mi mansión, me encuentro con extraños fenómenos ópticos, manchas, borrones, que me impiden una perfecta visión final de mis libros. Lo he intentado con cámara digital, con la Palm Zire, con el scanner, con el teléfono móvil, y hasta con el telefonillo de abrir la puerta (en este útlimo los resultados han sido los peores), y siempre me encuentro con los mismos problemas visuales.
Muestro a continuación algunos ejemplos. En todos los casos la visión de los libros deja mucho que desear:
Seguiremos informando.
martes, mayo 09, 2006
Presencias en mis estanterías.
Con cámara digital
Con teléfono móvil
Con Palm Zire
Nada, que no hay manera. Cada vez que enfoco una estantería con libros, aparecen esas siniestras manchas, de cariz casi sobrenatural, que velan la imagen, como una foto en un cementerio en el programa de Iker Jiménez. ¿Qué presencias habitan mi casa? ¿Podré pedirle una pasta al Ayuntamiento de mi localidad por interés psíquico turístico, como ha pasado en Bélmez?
Publicadas por Ignacio Egea a la/s 4:08 p. m.
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